En el hospital la espera se le hacía eterna, hace cinto minutos lo habían llevado a pabellón y aun no sabía nada de él, las enfermeras entraban y salían por aquella puerta.
Se sentía demasiado culpable. Si tan solo hubiera ignorado a ese tipo, Daiki no hubiera tenido el accidente.
El hermano mayor Daiki acababa de llegar, los padres se encontraban aun en Chiba, por lo cual aun no sabían del accidente. El doctor salió diciéndoles que Daiki había perdido mucha sangre y necesitaban donadores. Inoo al escuchar eso se puso de pie ofreciéndose. Pero el hermano mayor del menor se le acerco y lo agarro del cuello de la camisa.
-¡TODO ES TU CULPA! ¡ALEJATE DE EL, NO TE NECESITA!
Inoo no podía mirarlo a la cara, en todo lo que decía tenía razón, había sido su culpa, no debería de estar ahí, pero no quería alejarse de él, lo amaba demasiado.
-No me iré- dijo en un susurro, el nudo en su garganta no lo dejaba hablar bien.
El hermano de Daiki al escucharlo le propino un gran golpe en el rostro, tumbándolo en el piso. Los doctores tratan de tranquilizarlo. Entre tres guardias se llevaron al mayor a otra sala. El doctor que estaba a cargo del menor se llevo a Inoo para la donación.
Los 8 hey say jump llegaron al hospital viendo a Inoo salir de una habitación, por la cara que tenían decidieron no preguntarle nada, se quedaron a su lado. A penas Takaki lo abrazó, el menor rompió en llanto.
Al rato, el doctor salió con la noticia de que el menor ya estaba estable, querían ver a Daiki pero aun no lo dejaban recibir visitas, debía de reposar y aun no despertaba. Chinen, Yuto, Ryosuke y Keito se fueron a sus casas dejando a los mayores con Inoo. Esperaron toda la noche en el hospital, una enfermera les aviso que una persona podía verlo, Inoo se levanto rápidamente y siguió a la enfermera. Al entrar se sentó cerca del menor.
Estaba dormido, acaricio su rostro y tomo su mano entre las suyas comenzando a llorar. Quería quedarse toda la noche despierto para vigilarlo pero llorar tanto lo tenía cansado, se fue quedando dormido sin soltar la mano de su amado. Un movimiento entre sus manos lo despertó. Abrió los ojos encontrándose con los de Daiki. Estaba feliz, por fin el menor había despertado, lo abrazó no muy fuerte para no hacerle daño.
-Lo siento… lo siento- era lo único que salía de sus labios.
Se separo un poco de él y comenzó a darle cortos besos en sus labios. El menor lo separo un poco sonrojado y se quedaron mirando a los ojos.
-Tú... ¿quién eres? – preguntó el menor mirándolo a los ojos.
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