14 sept 2012

Homework [Oneshot]



Título: Homework
Autor: ButterMilk
Género: Lemon




— ¡Inoo-chan! ¿Podríamos ayudarme con mi maqueta para el colegio? ¡Por favor! — Le suplicó Arioka.
— ¿Eh? ¿Trabajos para el colegio? — Dijo con una sonrisa. — ¿De qué se trata? — Se sentó en un sillón, mirando al menor que estaba en frente de él.
— Es hacer un edificio… y tú eres bueno con eso, yo no sé cómo se hacen, por favor —Explicó con sus manos — Ya sabes, ¡Ni siquiera sé recortar bien!
— Hahaha, Dai-chan, ¿Cómo no sabes recortar? Si hacer una maqueta es tan fácil — Bromeó.
— Te lo pido — Se arrodilló haciendo un puchero.
— Hahaha, te costará caro y la desconfianza de tu profesor — Entre risillas le miró, y con su dedo, jugó con su puchero.
— No importa, pago lo que sea, ¡Te lo pido! Necesito un buena nota — Siguió juntando sus manos, rogándole.
— Está bien, está bien… no supliques más, Dai-chan — Y le estiró una mejilla regalándole una gran sonrisa.
— ¡Muchísimas gracias! Juro que te lo pagaré.

Daiki abrazó inesperadamente a Kei, muy fuerte, y le besó en la mejilla haciendo que este se sonrojara un poco. No esperaba que el menor hiciera eso, no era común en él, pero su felicidad era más. Inoo solo pudo sonreírle de vuelta.

— ¿Para cuándo es?
— Ese es el problema — El peli café miró nervioso a todos lados — Lo había olvidado y ayer me lo recordaron, es para… mañana — Dijo ocultando su rostro con las manos.
— ¿Mañana? Mh… interesante, ¿Cómo haré una maqueta para mañana? — Con su mano tocó su cabeza y la rascó. Dudaba.
— ¡Lo siento! Si quieres te acompaño a comprar los materiales y te ayudo, pero sinceramente siento que te estorbaré, enserio, lo mío no son las artes plásticas — Se avergonzó.
— No te preocupes Dai-chan, este año me he acostumbrado a hacer maquetas muy rápido, no es difícil, el problema más que nada es que se tiene que secar y no la podré llevar a tu casa en la noche, tendría que ir a dejártela a tu escuela, en la mañana ¿Te parece?— Sonrió y se puso de pie de aquel sillón.
— Puedo ir a tu casa temprano a buscarla para no causarte mayores problemas — Ofreció el escolar.
— No, después se te cae la maqueta — Bromeó — Yo la voy a dejar, luego me paso a clases, me queda en el camino — Fue a buscar su bolso para irse. — Vamos a comprar los materiales.
— Está bien, dame cinco minutos y estoy contigo.

Ambos partieron al centro comercial a librerías, ferreterías y todo tipo de cosas que les serviría para la maqueta, Daiki no entendía nada, pero Inoo lo guió por todo el camino, tomando la batuta de aquella salida. Caminando pasaron fuera de una tienda ramen.

— ¡Oh! Dai-chan, ¿Pasemos a comer? Tengo hambre, yo invito — Tomó la mano del menor y le llevó a la tienda. Lo sentó rápidamente y casi desesperado pidió dos platos.
— ¡Pero Inoo-chan! Déjame si quiera ayudarte con algo de dinero, ya has comprado todos los materiales y ahora me invitas a un plato de ramen ¿No crees que es demasiado? — Infló los cachetes.
— No te preocupes Dai-chan, ya te lo cobraré de alguna forma, pero dinero es lo que menos necesito, de verdad, no te preocupes — Dijo el mayor con una gran risita en sus labios, una sonrisa tranquilizadora.
— Está bien — Aceptó algo desanimado.

Ambos, luego de comer, se dirigieron a la casa del pelinegro, tenían la tarde completa para hacer esa maqueta, antes de que Arioka tuviera que volver a su casa. Comenzaron por la base, a forrarla, recortar paredes, a hacer la pintura y pegamentos especiales que solo Inoo conocía. Daiki ayudó a pintar, ya que las otras cosas no se le daban bien, por lo que Inoo hacía algunos cálculos.

“Nunca había visto a Kei tan concentrado, tan serio, tan… sexy” Pensó. Se sonrojó ante esto y bajo su cabeza, aún pensando en lo sensual que se veía con esos lentes.

Inoo siempre fue un hombre gracioso, desconcentrado, incluso pervertido, que actuaba como un niño, que siempre bromeaba y él se reía por todos sus chistes, aunque fuesen aburridos. Pero su personalidad era tan sociable y abierta, que era la razón por la cual se llevaban tan bien. Aún así, verlo en otra faceta lo hizo confundirse, ¿Por qué no podía dejar de mirarlo? ¿Por qué lo hallaba tan sexy? Arioka no podía concentrarse.

— ¿Sucede algo, Dai-chan? — Notó la ojeada, y preguntó.
— ¡N-no! Nada, nada — Nerviosamente sonrió y volvió a pintar las paredes, sin darse cuenta que equivocó de color. — ¡Oh! Mierda…— Dijo Arioka, mientras intentaba quitar el color, que ya se había secado. — ¡Perdón, Inoo-chan, creo que de verdad no sirvo para esto!
— No te preocupes, Dai-chan — Se acercó con un paño con algún líquido especial, y sacó toda la pintura errónea — Pero te veo desconcentrado, ¿Qué sucede? — Dijo mirando sobre sus lentes, fijamente.

Esa mirada intimidó a Daiki, le hizo sonrojar mucho, ¡Deja de ser tan sexy! Pensaba el menor, mientras desviaba la mirada, intentaba inventar alguna excusa.

— N-nada — Logró decir.
— ¿Estás bien? Te noto nervioso, ¿Quieres ir a tu casa? Puedes dejarme el trabajo a mí, ya te dije que yo puedo hacerlo solo — Dijo con una sonrisa de medio lado. Tomó un pincel con el color correcto y pintó sobre el espacio corregido.
— Perdón, Inoo-chan — Se disculpó apenado.
— ¿Por qué te disculpas? — Entre risillas preguntó.
— Por equivocarme y… — Dudaba en hacerlo. Se acercó a su rostro, sin que Inoo pudiera hacer algo — Por esto — Susurró.

Posicionó sus labios encima de los de Kei, sintió una sensación que hace tantos años quiso experimentar. Daiki siempre le atrajo aquel chico, pero nunca dejó a sus instintos actuar, ahora no se contuvo. Pensó que no sería tan perfecto aquel roce con sus labios, esos labios carnosos y gruesos, galanes, que siempre dibujaban una sonrisa, se embriagó con esa suavidad y comenzó a mover los suyos, instintivamente. Kei no respondió de un principio, estaba en shock, pero al sentir que los labios del peli café se movían, hizo lo mismo. Un dulce beso, que los separó lentamente, rozaban sus labios con los ojos semi abiertos y su respiración era levemente agitada, no querían alejarse.
En ese maldito momento de lucidez de Arioka, en el que abrió sus ojos como platos , alejándose abruptamente de Kei, poniéndose de pie.

— Debo irme — Dijo tomando sus cosas y huyendo de aquel lugar.
— ¿D-Dai-chan? — Miró como el menor se iba y cerraba aquella puerta. Tocó sus labios instintivamente y no pudo evitar sonreír. — wow — Estaba feliz.
Kei fue a prepararse un café luego de eso, necesitaba pensar y concentrarse en terminar aquella maqueta, avanzó toda la tarde hasta que le dieron la una de la madrugada.

— No podré terminar esto a tiempo, creo que será otra noche sin dormir — Se fue para la cocina a preparar un litro de café, quería mantenerse despierto. — Te saldrá caro Dai-chan…— Aunque no fuese un hombre que durmiera mucho, permanecer despierto toda una noche por trabajo no era de su agrado, ya que al siguiente día era una zombie caminante.


— o —

Daiki llegó a su casa después de haber vagado dos horas, mientras pensó; además quería evitar todas las preguntas de su madre por su actitud y es que no todos los días se tienen el placer de besar los labios de Inoo Kei.
Su corazón latía con fuerza y se encontraba temblando luego de haber huido de la casa del mayor, se sentía un poco tonto por haber hecho eso, no estaba seguro si Kei también sentía lo mismo, sus sentimientos eran muy grandes pero nunca quiso decírselos por miedo al rechazo y más que nada a perder su amistad y cercanía. Pero ahora, por un tonto impulso echaría abajo tantos años de amistad. Le costaba asumir que ya no sería lo mismo, no quería perderlo…

Por otro lado, no estaba seguro si el pelinegro haría su maqueta, pero no iba a volver a esa casa, por ningún motivo, estaba demasiado avergonzado. Tampoco la intentaría hacer él, se preparó mentalmente para una mala nota.

Se revolcó en su cama toda la noche, se rascaba la cabeza y pensaba “No te preocupes, ya te quedarás dormido, todo pasará…” Pero por más que cerraba sus ojos nada sucedía… de repente un sonido molesto comenzó a sonar “tin-tin-tin” “¿Pero qué rayos?” Buscó el responsable de aquel sonido, era su despertador… “¿Lo habré puesto mal?” Pero al momento de mirar la hora, lo lanzó lejos, no porque estuviese atrasado en llegar a la escuela, si no porque no había podido dormir en toda la noche, y ni cuenta se había dado.

— o —

— ¡Bien! Lo he terminado…— Dijo un cansado Kei.

Una maqueta digna de estudiante de arquitectura, demasiado tal vez… Pero eso no importaba, ya eran las seis treinta y debía ducharse para ir a dejarle la maqueta a Daiki. Dejó la estructura en un lugar seguro, libre de accidentes; Tomó una toalla y se metió a la ducha, no quería pensar mucho en el tema, pero le fue inevitable.

A Inoo siempre le gustó Daiki, pero por la misma razón nunca declaró sus sentimientos, al principio le costaba aceptar el hecho de gustarle un hombre, pero lo dejó pasar y gracias a la ayuda de Yabu pudo comprender que era normal o al menos no tenía por qué preocuparse; ese beso no lo dejó indiferente, porque cuando sintió esos labios encima de los suyos, algo le hizo su corazón acelerar, le agradó y quería volver a sentirlo. Comenzó a recordar tantos momentos juntos, en los ensayos, las salidas, los conciertos. Sin darse cuenta, por este y otros pensamientos más pervertidos, su miembro se despertó y sin poder evitarlo comenzó a masturbarlo. Debiendo descargarse en la ducha.

— Por esto y todo lo demás, pagarás caro, Daiki Arioka — Dijo como un susurro, mientras se aferraba a la pared de la ducha y llegaba al orgasmo que él mismo se provocó.


— o —

Daiki hace dos horas que estaba listo para ir al colegio, pero no se disponía a salir, estaba un poco cansado por no haber podido dormir la noche anterior, pensando tantas cosas. Tomó desayuno y partió a la escuela por orden de su madre. Al llegar, demacrado se sentó en su puesto y se echó a dormir, cuando escuchó la voz de un compañero de clases hablarle:

— ¡Arioka! ¡Arioka!
— ¿Qué sucede? — Balbuceó mientras se refregaba un ojo.
— Una persona te busca, afuera — Dijo mientras se iba.
— ¿Eh? — Sin poder comprenderlo del todo ya que su cabeza no hacía conexión todavía. Era extraño que alguien lo buscara.

Al salir se encontró con una maqueta con pies… Su corazón se aceleró, sabía que detrás de esa gran maqueta estaba la cara que no quería ver.

— Buenos días Dai-chan, te traje tu maqueta como prometí, ¿Dónde la puedo dejar? — Preguntó amable.
— ¿¡Eh!? ¿La trajiste? Yo pensé que…— Se omitió el decir algo más, ya que se dio cuenta, que quizás para Inoo ese beso no fue nada y debía seguir tratándolo como siempre, olvidando todo.
— ¿Pensaste qué, Dai-chan? — Dijo entrando a su sala para depositar la maqueta en su puesto.

Robó varias miradas de chicas y… chicos a la vez, no solo por la maqueta, ya que Daiki escuchó varios “Kakkoi~” o “¡Qué guapo! ¿Quién será?” y bien sabía que las maquetas no podrían ser ‘guapas’. Inoo solo respondía con sonrisas.
Sintiendo un poco de ira, no quería que nadie viera a “su” chico, no quería que nadie más lo disfrutara, solo él. Entonces en un impulso, lo tomó de la mano y se lo llevó corriendo de la sala, sin dirección.

— ¿Dai-chan? ¿Qué sucede? ¿Por qué saliste corriendo de tu sala? Esas chicas eran muy agradables… — Dijo mientras lo seguía, aún tomado de su mano.

Arioka al ver un profesor pasando cerca, entró a la primera sala que se les cruzó, era una oficina de alguien, estaba vacía. Cerró la puerta.

— ¿Pediste permiso para entrar al colegio, verdad? — Dijo mirando por la ventanita de la puerta y cerrando la cortina, para que el Sensei no los viera.
— Claro, pero solo para venir a dejarte la maqueta, no para meternos a una oficina — Dijo un poco gracioso, pero desganado, esto de no dormir lo tenía mal. — Y bueno Dai-chan, ahora me dirás, ¿Por qué me besaste ayer? — Su tono había cambiado a una serio, ese típico tono que Daiki odiaba, porque le hacía poner todos sus pelos de punta.
— ¡Eh! — El menor se sorprendió, no pensó que tocaría el tema tan de repente, tan sorpresivo. — Yo…
— Y también me dirás ¿Por qué huiste de mi casa… y de la sala? — Inoo tomó a Arioka de la cintura y lo lanzó contra la puerta, quedando muy cerca. Puso sus manos encima de la puerta pasando por el lado de su cabeza, para intimidarlo un poco.
— ¡Yo no lo sé! — Dijo desesperado. Lo sabía perfectamente pero se sentía avergonzado y ahora, en la situación que lo tenía el mayor, no podía hablar.
— Anoche no dormí nada, terminando esa maqueta, pero ¿sabes? La hubiese terminado antes si mi cabeza no hubiese estado pensando tanto en ti… — Puso su frente encima de la del menor, haciendo que este cerrara los ojos.
— Perdón, Inoo-chan…
— Shh…

Kei, silenció al menor con un beso. No aguantó más tenerlo tan cerca, tan indefenso. Fue un beso tierno, pero que de a poco se tornó a uno apasionado, sus bocas comenzaron a abrirse más y más, hasta que la lengua de Inoo entró a la boca del otro sin preguntar, sin avisar. Poco a poco las manos de Kei bajaron hasta llegar al rostro de Daiki y entre sus orejas y algo de cabello se aferró. El menor por su lado agarró la camisa del mayor por la cintura y la tomó tan fuerte como si su vida dependiera de ello. No se cansaban de besarse, sus bocas se movían de un lado para otro, de a poco querían sentirse más, Inoo comenzó a bajar por el cuello del menor, mordiéndolo, desesperado.

— Inoo-chan… ¡AH! — Lograba balbucear el menor — Yo…yo…no…— Inoo besaba la garganta de Daiki, sintiendo vibrar sus cuerdas vocales a cada gemido del pequeño. Le gustaba provocar eso.
— ¿Tú, no, qué? — Dijo mientras lo despojaba de su chaquetón y desabrochaba su camisa.
— Yo… no… ¡ah! No quería huir así de tú casa… ¡ngh!... ni quería sacarte de la sala así como así, fueron impulsos, pero… ¡mh! — Daiki gemía cada vez más alto, dándose cuenta, por lo que abrazó a Kei y le mordió el cuello ferozmente, sacándole un grueso gemido. — Deja esto ya Inoo-chan… o no sé qué podría hacer yo — Seguía mordiendo y besando su cuello.
— Dai-chan… A estas alturas poco me importa lo que hagas o no conmigo, pero… no voy a parar, esa maqueta te saldrá muy cara— El mayor tomó a Daiki de la cintura y lo volteó a la mesa, botó desesperado todo lo que había encima y sentó al menor encima de ésta.

Lo despojó de sus pantalones, mientras que Arioka no se quedaba atrás y le sacaba su camisa al mayor, esparcía caricias por aquel torso desnudo, que tanto anhelaba poseer. Se besaron otra vez, inhumanamente, las bocas se les hacían pequeñas y la necesidad de sentir al otro eran tan descomunales, se mordieron hasta sacarse sangre. Nada les importó.

— Dai-chan ¡mh! ¿Por qué me sacaste de esa sala? — Musitó Kei en su oreja, con un tono travieso, porque se sentía seguro de la respuesta.
— Yo… ¡AAH! — El mayor había puesto su mano en el miembro de Arioka. — Yo… yo… Mhhg… Ngh… — El castaño perdía la concentración fácilmente. La mano de Inoo se movía endemoniadamente bien encima de sus pantalones, haciéndolo sentir miles de impulsos en esa zona. Su cadera se meneaba en cortos y pequeños saltos en contra de la mano de Kei, para sentir mayor placer.
— Vamos, Dime~— Mordió el lóbulo del chico, entre una sonrisa. Se sentía casi satisfecho con las respuestas del cuerpo de Daiki.
— ¡Maldición Kei! — El chico perdió la paciencia y con un tirón quitó su cabeza de los dientes del otro, acomodó su rostro para rápidamente, besarlo—… Kei… Si te lo digo ¿Prometes no aprovecharte… ¡AH!—Se avergonzó a la vez de su gemido, pero no lo pudo evitar, luego del apretón que recibió su miembro. —…Aprovecharte de esto?— Terminó la frase, costándole, por el placer que les invadía.
— ¿A qué te refieres con aprovecharme? — Comenzó a quitarle el bóxer al chico que estaba casi desnudo. El miembro del castaño, al sentirse liberado de la tela, comenzó a levantarse cada vez más y más y la mano de Inoo lo estimulaba, dependiendo de las exigencias.
— Mhgg… ¡Inoo-chan! A-ah… — Se mordía su labio y su cabeza se echaba hacia atrás, entregándose tímidamente— O-olvídalo… — con sus manos, buscó el cinturón del mayor. Lo desabrochó impacientemente, bajó la cremallera desabotonando el botón de su pantalón y bajó su bóxer unos centímetros. Su rostro estaba sonrojado y poco a poco las gotas de sudor caían de su frente. Con sus piernas, acercó al mayor hacía su entrada y con sus manos, igualmente masajeaba el miembro de Kei. Se besaron, para no perder ningún segundo.
— Daiki ¿Estabas celoso? — No aguantó más y preguntó descarado, mordiendo sus labios mientras le interrogaba.
— No… Mhgg… — Mintió y en signo de “castigo” apretó el miembro del mayor, dejando que de su voz saliera otro grueso gemido.
— ¡AH! ¡Reconócelo! —Se separó del menor y lo tomó de sus caderas, acomodándolo sobre la mesa. Se agachó, doblando unos centímetros su espalda y puso saliva en sus dedos, los acercó al orificio aun muy cerrado del menor, como para que miembro cupiera por allí. Metió uno de ellos y traviesamente rozó con la punta de su lengua, la punta de la masculinidad de Arioka.
— ¡No! ¡Ahh! — Se abrazó fuertemente al delgado cuerpo del otro, enterró sus uñas, resistiendo el dolor que comenzaba, cuando un segundo y tercer dedo se colaron en su entrada, dilatándola. Sintiendo cada esfuerzo que su ano hacía por expandirse — Basta… Inoo-chan… ¡Ngh! Duele… — De a poco la vergüenza le invadía. ¿Podría mirarle con los mismos ojos después? Su respiración era agitada y sin darse cuenta, los dedos del mayor rozaban sus paredes interiores de una manera exquisita, ya no sabía si era dolor y parte del placer, pero comenzaba a sentir una desesperación por llegar al clímax — ¡Ahh~!
— Aguanta un poco más… — Decía, mientras una y otra vez, metía sus largos dedos de pianista. Cuando lo halló bastante dilatado, hizo un movimiento circular. — Daiki… — Fue su aviso y una mirada cómplice.
— ¿Mhh? — Le miró, aún sin comprender mucho, pero un dolor punzante la invadió sin poder remediarlo y sus paredes volvieron a contraerse por la sorpresa. El miembro de Inoo había entrado, pero los espasmos, le hacían difícil su trabajo y también algo doloroso, aún así, no tanto como para el menor — ¡AHHHHH!— Gritó haciendo que se escucharan ecos en la habitación y rápidamente tapando su boca, mientras encorvaba su espalda sadicamente.
— Ahhh…— Suspiró totalmente complacido, agradeciendo las paredes estrechas que presionaban su ya erecto miembro y que se incursionaba a adentrarse en las profundidades del castaño, llegando lentamente hasta un punto más profundo y el más doloroso.
— ¡Kei, por Dios! ¡AHH! — Le dolía aquella intromisión, su cuerpo intentaba resistir y de a poco caía encima de la mesa, encorvándose completamente a una respiración demasiado rápida, sus glúteos adoloridos, buscaban la manera de aguantar, así que por instinto, apretó sus paredes, arrinconando el pene del mayor, a niveles sádicos.
— ¡DAIKI! — Gimió. No se esperaba aquel movimiento. La estrangulación que ahora su miembro recibía, le impedía moverse pero más allá de dejar de hacerlo, más intentos hacía, haciendo aquella primera embestida un infierno de placer. — ¡R-Relájate!— Exigió en un jadeo.
— ¿C-cómo quieres…? ¡AHHHH!— Sentir como se movía en su interior era colosal, su estómago se hundía de solo falta de aire y volvía a inflarse buscando más de él. Aferrado a sus caderas con las piernas entrelazadas, quiso provocativamente, volver a cobijar ese falo entre sus paredes, para juguetonamente volver a apretarlo sintiendo ese palpitar de sus venas hinchadas.
— Mhhg~— Juntó ambos labios y dejó salir mucho aire a presión por sus narices. Su calor corporal aumentó y sin resistirlo, antes de que el castaño si quiera pudiese pensar en repetir su acción, le volvió a embestir de un golpe, a fondo.
— ¡BASTA!— Quiso intentar detenerlo, pero sus palabras sabían a mentiras, más cuando su cuerpo se deleitaba y movía inconscientemente, sensualmente entre movimientos deliciosos.
— Dai-chan…— Se acercó a su rostro, acomodando sus brazos en el escritorio y sus piernas, para un mejor meneo entre ambos, ignorando sus gritos.
— K-Kei… ¡Ah! — La embestidas no solo las hacia Inoo, Arioka ya se había entregado completamente sin darse cuenta, sus caderas se agitaban al punto de auto penetrarse casi, comenzando a sentir aquella desesperación porque algo llegue y pronto— ¡M-más!
— ¿Mh? — Estaba confundido. “Basta” y luego “Más” era sus palabras, ¿Qué hacer? Aunque la respuesta estaba ahí mismo. Se detuvo.
— ¿Eh? ¡Kei! ¿Qué haces?— Protestó, aun con su rostro agitado y rojo, aun así, su cuerpo no dejaba de moverse, aunque ya no eran profundas las embestidas si el pianista no ponía de su parte.
— Te hago sufrir… ¿Sabes cuánto dormí ayer?— Volvió a embestirle, pero esta vez Daiki se quedó tranquilo, aun así, inevitablemente soltando un gemido y a de a poco, incorporándose.
— ¿C-Cuánto?— Se preocupó. Aunque sabía la respuesta por esas ojeras leves, y su voz de cansancio.
— ¿Sabes cuánto me costó concentrarme? — Respondió tan solo con otra pregunta, volviendo a empujar su falo en su interior.
— ¡AH! — Aún Daiki estaba caliente, y muy perceptible a sus movimientos.
— ¿Sabes qué hice en la ducha? —Susurró, frente a sus labios, aunque ya más que un regaño, sonaba a una carga de deseo, de poder hacer lo mismo, pero esta vez en su interior.
— Kei-chan…— Lo abrazó por su cuello y quedó sentado y por primera vez, con completo amor, besó sus labios en una caricia tan perfecta, que Inoo no pudo hacer más que corresponder con esa misma intensidad— Gracias… por todo… yo lo lamento…— Acarició su nariz con la propia, los movimientos pélvicos habían sido detenidos y solo un peculiar giro entre sus caderas se percibía, aun guardando aquel sabor a “pronto clímax”.
— Decir que… “Te amo” ¿Es muy próximo?— Consultó, abrazando su cuerpo posesivamente desde sus costillas, viéndole a esos ojos casi abiertos, casi cerrados.
— Tal vez… — Su sonrojo incrementó, aunque sabía que el mayor era un mentiroso, de alguna manera, quería creerse eso, quería ser a quién amase, ya que, él también lo hacía, en cierto nivel.
— Ya veo…— Si bien, no quería sonar a mentira, quería que el menor sintiese de verdad aquellas palabras, era por ello, que ahora pretendería conquistarlo, hasta hacerlo creíble.

Voluntariamente ambos cuerpos, comenzaron a moverse más exageradamente, su miembro siempre despierto en su interior y el menor aguardando aquel falo con el mayor ahínco y calor posible. Los gemidos del castaño se dejaban salir ahora con total entrega, se sentía bien, completo, hacer el amor y no solo sentirse como una simple paga por un trabajo. Saber que podría volver a mirar a los ojos a su amante, le completaba.
Estaba a punto de llegar a su orgasmo, cuando sintió un líquido viscoso en su ano, llenarle hasta desbordarle el interior; Era la semilla de su chico, que ahora solo quería besar. Pero en su intento se detuvo, reemplazando la unión de sus labios por un grueso gemido, ya que un espasmo se comenzó a hacer más grande hasta penetrarle por completo la punta de su miembro, haciéndole salir todo aquel semen hasta explotar en el estómago del mayor.

— ¡AHHH! ¡KEI!— Chilló sin poder controlarse. Aquella oficina se había convertido en un paraíso secreto.
— ¡Mhhh!— Oprimió sus labios, para evitar crear ecos de sonidos. Se agarró al cuerpo del chico y apretó ambos glúteos hasta dejar todo dentro de él. Su aliento era basto y sus mejillas también estaban levemente sofocadas. El fervor que irrumpía la habitación no podía ser invisible.

Se mantuvieron abrazados, inclusive aún, cuando escucharon pasos fuera de la habitación; La sonrisa boba no se iba y un silencio cómodo les llenaba.

— Kei-chan… — Musitó Daiki.
— ¿Sí?
— La próxima semana tengo examen de anatomía…
— ¡Jajajaja! — Comenzó a reír con ganas — Tranquilo… — Acarició su cabeza — Yo te ayudaré.

2 comentarios:

Ysawo-chan dijo...

kyaaaaaaaaaaaaa mil gracias por actualizar!!!! entro todos los días a tu blog esperando con ansias las actualizaciones pero ha valido la pena!!!! me has dejado babeando *¬* AMO el INOODAI <3 son demasiado sexys! lemosos...son todo y con ellos se puede hacer de todo!!! gracias nuevamente por actualizar y espero nuevas entradas :D

Ageha Chihara dijo...

Waaaaaaaaaaaaaaaa me encantooooo
Dai como aprovecha a su asesor d tareas >.< Dai pervertidooooo ahahahaha si asi fue lo d arquitectura, como será anatomía?!!!????
Waaaaaaaaa arigatou! >.<