4 dic 2009

Close to you [OneShot]

Título: Close To You
Autor: YuukiParejas: InooDai
Género: Romance, Lemon

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Soy Arioka Daiki, ser hijo único del mayordomo de la mansión de los Inoo es muy aburrido ya que paso la mayor del tiempo solo, mi padre está todo el día en la mansión y cada vez que llega me comenta de un tal Inoo Kei que debe ser hijo único de la familia al igual que yo. Toca muy lindo el piano, “me gustaría poder conocerlo algún día”… era lo que le decía a mi padre en aquellos días. Ese día llego y hoy mi padre me llevará a la mansión ya que el Sr. Inoo me quiere conocer. Solía ver la mansión de lejos y era gigantesca, pero ahora que me encuentro frente a ella no tengo como describirla, es mucho más grande de lo que se veía.

Al entrar a la casa papá no dejaba de saludar a los sirvientes, habían muchos y la casa era muy bonita, no podía dejar de admirar todas las cosas que tenía. Llegamos a un gran salón donde se hallaba sentado un señor en un gran escritorio. Por lo que hablaba mi padre con él, de seguro es el dueño de la mansión. Hablamos mucho y fue muy gentil conmigo. Unos minutos más tarde entró un chico de mi misma altura, su mirada era muy fría pero no le tomé importancia, después de todo papá solía decir que los niños a veces son muy extraños y aparentar ser malos para alejar a le gente. Nos presentaron y por fin pude conocer al chico que toca el piano, era él… me gustaría ser su amigo y poder escuchar como toca el piano.

El señor Inoo me dijo que después de clases me podía ir a la mansión para no estar solo en casa, papá dijo que era buena idea. Cuando ya estábamos en casa papá dijo que tratara de pasar tiempo con Kei, pero que no lo molestara en sus clases de piano ya que solía molestarse mucho, sobre todo su tutor.

Después de mis clases corrí a casa, estaba impaciente por verlo tocar el piano, lleve mi flauta conmigo, era lo único que sabía tocar. En la escuela me enseñaron, podría tocar alguna canción para él, de seguro le gustaría, pero cuando llegue a la mansión no encontré a nadie, ni rastro de algún sirviente ni de papá. Recorrí los grandes pasillos de la casa, tenía muchas puertas, no sabía a dónde me dirigirían, estaba completamente perdido, pero no muy lejos pude escuchar una melodía, me acerque a aquella habitación abriendo la puerta sigilosamente pude verlo, papá tenia razón toca muy lindo y también se ve…

-¡TE VOLVISTE A EQUIVOCAR!- ese grito me asusto tanto que cerré la puerta tan fuerte que salí corriendo y me escondí en una habitación, ese señor me había asustado mucho, mi corazón palpitaba rápido, cuando me tranquilice me di vuelta para mirar en donde estaba, habían muchos libros, un gran escritorio y una cama gigantesca. Quizás se de quien sería esta habitación. Me senté a la orilla de la cama, no tenía nada que hacer así que me puse a tocar flauta estaba tan entretenido que ni cuenta me di cuando había entrado alguien...

-¿Qué haces en mi habitación?- era él y otra vez me miraba con esa expresión fría
-Me perdí- dije cabizbajo, el sólo me miró desconcertado para luego sentarse en su escritorio y sacar unos libros- ¿qué haces?
-Estudiar
-¿Y qué estudias?
-¿No puedes quedarte callado un momento?- se molestó tanto que me asusto
-Lo siento- dije para luego volver a sentarme en la cama. Las horas fueron pasando y ya me había dado sueño quedándome dormido, pero el sonido de algo molesto me despertó
-¿Qué haces?- dije frotando mis ojos
-Nada- dijo dejando la flauta sobre la cama, sonrojado
-hahaha tocas desafinado, de seguro es porque no pones correctamente los dedos, mira es así- tome la flauta y acomode sus dedos donde debían ir y explicándole.

Así fueron pasando los días, yo le enseñaba flauta cada vez que el me lo pedía, nos fuimos haciendo amigos y ya no me miraba con esa expresión fría, ahora me sonreía y pasábamos la mayor parte del tiempo juntos. Siempre lo esperaba en su habitación hasta que terminaran sus lecciones de piano con el viejo loco.

Los años fueron pasando y ya tenía 18 años, había salido de la escuela y por petición de él me quede a vivir en su casa, a papá no le molestó, incluso el Sr. Inoo dijo que sería buena idea que el también viviera en la mansión, pero no accedió, prefirió vivir en la casa que antes compartía con él, me dio pena, pero igual lo podía ver todos los días.

Kei se había metido a una escuela de música, siempre era aburrido esperarlo hasta que llegara, así que como de costumbre me iba a su habitación y ahí me quedaba todo el día hasta que llegara.
Caí dormido y al despertar lo primero que vi fue como Kei se desvestía, me quedé embobado mirándolo… su cuerpo me hacía sentir sensaciones extrañas haciéndome reaccionar de una manera que no me gustaría que se diera cuenta, podría ser muy vergonzoso. Se dio cuenta de que ya había despertado...

-Hasta que despertaste, ¿hace cuanto estas aquí?- preguntó volviendo a concentrarse en lo que hacía antes. Abrochándose el pantalón
-Sabes que me aburro si no estás, además ya me acostumbre a...- su celular había comenzado a sonar interrumpiéndome...

El contexto de los más rápido y al parecer hablaba con alguien muy interesante ya que no dejaba de sonreír y al parecer se había olvidado completamente de que estaba ahí así que me levante de la cama y salí de la habitación. Siempre lo llamaban a su celular. No sabía quién era y me sentía mal, desde hace un año habían despertado en mi sentimientos por él, no se lo he dicho a nadie y creo que eso me hace aun peor.

Caminaba descuidadamente por los pasillos sin mirar por donde iba pisando, cuando tropecé con la alfombra que se encontraba doblada cayendo en seco al piso y golpeándome en la cabeza...

-¿Te encuentras bien?- escuche su voz detrás de mi.
-Si... estoy bien, no fue nada- dije levantándome, lo mire, aun seguía sin su camisa, no podía seguir mirándolo así, así que le dije que me iría a mi habitación.

Ya en mi habitación no hacía más que mirar el techo. ¿Cómo podría decirle mis sentimientos? Varias veces lo intenté, pero las palabras no salían. Alguien entró a mi habitación y me hice el dormido pero aun así entró, sentí como se sentaba a la orilla de la cama, no sabía quién era hasta que habló...

-Te ves tan lindo durmiendo- dijo acariciándome la mejilla y corriendo los cabellos que tapaban mi rostro para luego volver a tocarme la mejilla
-Kei- abrí los ojos y pose mi mano sobre la suya que aun seguía en mi mejilla
-¿Estabas despierto?- dijo un tanto asombrado
-Sí, no podía dormir
-Entonces me voy para que puedas dormir-dijo levantando de la cama
-No, espera-tome su mano- no te vayas, duerme conmigo-sus ojos mostraban asombro ya que nunca le había pedido tal cosa. Accedió y se acostó a mi lado sin decir ninguna palabra, me acurruque en su pecho y lo abracé. Comenzó a jugar con mi cabello, eso me relajo quedándome dormido a los minutos después. Cuando desperté ya era tarde y Kei se había quedado dormido, me levanté con cuidado para no despertarlo, pero antes de salir de la cama me acerque a su rostro y con mucho valor bese sus labios, apenas me separe de él salí corriendo al baño para tomar una ducha. Había estado mucho rato bajo el agua, para cuando salí todo me daba vueltas y hacia demasiada calor, lo último que vi fue como Kei corría en mi dirección mientras me desplomaba en el piso.

***
Kei lo tomó entre sus brazos y lo recostó bajo las cobijas, tocó su frente y esta estaba muy caliente, llamó a los empleados para que llamaran a un doctor cuanto antes. No se hizo esperar, a los 5 minutos el doctor ya se encontraba en la habitación tomándole la temperatura a Daiki. Este sólo le recomendó que reposara y que cambiaran frecuentemente los paños y apenas despertara que le dieran de comer, porque al parecer el chico no se alimentaba muy bien y que el estar mucho rato bajo el agua le hizo peor.
Para cuando Daiki despertó el doctor ya se había marchado, Kei lo ayudo a sentar para ponerle una bandeja con comida en frente
-Come
-No tengo hambre- no lo pudo mirar a la cara al recordar que lo había besado
-Nada de eso, come y no pongas escusas
-Pero es que no tengo hambre
-Bien.. (Tomo aire).. no te has alimentado bien, no sé cual sea la razón pero ahora debes comer o empeoraras- dijo calmadamente
-Pero es que...
-¡QUE COMAS TE HE DICHO!- ¿en qué momento fue que Kei lo comenzó a verlo como un empleado más de la casa? Eso causo que por las mejillas de Daiki corriera un hilo de lagrimas, Kei iba a disculparse pero el menor hablo antes
-¡TE ODIO! ¡ODIO TODO ESTO, ODIO ESTAR AQUÍ CONTIGO!- dijo lanzando la bandeja lejos quebrando la losa al chocar contra el suelo. Se levanto de la cama lo más rápido que pudo y salió corriendo de aquella habitación dejando a un adolorido Kei por aquellas palabras. Corrió hasta llegar a la casa del árbol que su padre una vez hizo cuando pequeño, aun la usaba, siempre iba en secreto, nadie sabía de la existencia de aquella casa excepto Kei. Lloró y lloró, no había querido decirle esas cosas a Kei, porque de verdad no lo odiaba, llevaba un año amándolo. Se maldijo así mismo por decirle aquellas mentiras. Ya bien entrada la noche volvió a su habitación, aun estaba el plato roto, la bandeja y los cubiertos esparcido por el piso junto con la comida. Hace ya unos días había perdido el apetito, por eso comía muy poco. Kei ya no se encontraba ahí, de seguro se había ido a su habitación a dormir. Aun seguía mareado así que se recostó entre las cobijas para dormir, unos minutos después se quedo dormido. Se escuchó la puerta abrirse, era Kei, se aseguro que Daiki estuviera dormido para poder entrar, recogió las cosas del piso para luego salir pero antes de salir miro a un dormido Daiki sobre la cama...
-Tú me puedes odiar, pero yo aun así te amo-dijo para luego salir.
Daiki no se despertó hasta el otro día, no tenía muchas ganas de salir de la cama, tenía miedo de toparse con Kei en los pasillos, estaba avergonzado, se arrepentía de haberle dicho todas esas cosas pero debían de quedar así, tenía que pedirle disculpas. Luego de una ducha y vestirse fue a la habitación de Kei, como era costumbre llegó y entró, lo buscó pero no lo encontró, el sonido de un aparatito le llamo la atención, se acerco a la cama encantando ahí el celular de Kei, le acababa de llegar un mensaje y sin querer lo abrió
“No puedo esperar, necesito hablar contigo, es sobre el compromiso, ¿te parece si nos vemos mañana? Te amo”
Daiki estaba muy choqueado, ¿eél amaba a otra persona? Alguien que no es él y se iban a comprometer, ¿qué podía ser peor que eso?, estaban pasando cosas que nunca esperó que le sucedieran precisamente a él. Ni siquiera se dio cuenta cuando comenzó a llorar, dejo el celular donde estaba, seco sus lágrimas y se dirigió al despacho del señor Inoo. No quería seguir ahí pero no tenía otro lugar a donde ir y menos sin dinero, así que trabajaría para la familia al igual que su padre. Le pregunto al Sr. Inoo si le podía dar algún trabajo, este no sabía si darle o no trabajo pero el sólo ver la carita que ponía Daiki le ofreció el trabajo de mayordomo, como su padre. Daiki feliz acepto, con un mes bastaría, luego de encontrar un lugar donde quedarse buscaría otro trabajo. Ese día no vio a Kei en toda la tarde, fue un alivio pero a la vez no, moría de ganas por verlo. Los días iban pasando y entre los dos se ignoraban cada que se veían, Inoo pensando que Daiki lo odiaba por lo que no se atrevía acercarse a él, lo miraba cada vez que Daiki estaba distraído con alguna cosa de la casa. Le había sorprendido que comenzara a trabajar como mayordomo, aunque para que necesitaría otro si con el Sr. Arioka bastaba. Daiki no aguantaba más, necesitaba hablar con Kei aunque se odiara por sentirse traicionado pero a la vez culpable por haberle dicho que lo odiaba, lo busco por toda la casa pero no lo encontró, la única parte que faltaba era el despacho del se Inoo.
***
Golpeé la puerta y entré, ahí se encontraba de pie mirándome...
-Kei…
-Daiki, que bueno que llegaste, quería hablar unas cosas contigo- me acerque con la mirada gacha- hijo ¿nos podrías dejar solos?
-Claro, con permiso- cuando salió, el Sr. Inoo comenzó a hablarme de la fiesta de compromiso de Kei, pidiéndome ayuda para elegir las flores y los colores de los manteles, con el dolor de mi alma lo ayude, participar en aquel compromiso me lastimaba, más que él no me hablara, sólo espero que esto pronto pase para irme bien lejos de todo esto que me está matando por dentro.
La fiesta seria en la noche, todos los empleados iban de un lado para otro terminando los últimos arreglos, quise ayudar pero nadie me dejó. Me fui a la casa del árbol a pensar un rato, pero caí dormido en menos de 5 minutos. Cuando desperté ya todo estaba oscuro, me apresuré en llegar a la mansión.
-Hijo ¿dónde estabas?, hace más de una hora el señor te busca- mi padre parecía un poco molesto
-Lo siento yo...
-No te retrases más, ve al cuarto del señorito Kei- sin mucho convencimiento caminé hasta dicha habitación...
-Daiki ¿dónde te habías metido?- de repente el señor Inoo había aparecido a mi lado dándome un gran susto- ven, necesito que ayudes a Kei con el traje- me detuve por un momento… ¿ayudarlo con su traje?- ven, tenemos prisa, pronto llegaran los invitados- al entrar al cuarto, mis ojos fueron directo a su cama que estaba cubierta de muchos trajes, todos de diferentes colores, los ricos sí que malgastan el dinero- Daiki, ¿podrías ayudar a mi hijo a escoger el traje adecuado?
-Claro- muy a mi pesar me acerque a los trajes, ¿cuándo terminaría mi tortura en esta casa?
El señor Inoo se fue para recibir a los invitados mientras yo veía los trajes, ¿acaso no era obvio? Un traje negro es bueno para cualquier ocasión, no se para que mandaron hacer tantos...
-Dai- me volteé para ver quién me llamaba encontrándome con Kei que sólo una toalla cubría su cintura tapando su intimidad mientras su pecho era expuesto- ¿qué haces aquí?- preguntó caminando en mi dirección mientras secaba su cabello
-ah... tu padre me pidió que eligiera el traje… pero creo que deberías de elegirlo tú, así que mejor me voy para que te vistas- volteé para retirarme, ya bastante tenía con elegir su traje y más con verlo desnudo y el agua escurrir de su pelo
-Dai, espéra- me detuve, no quería seguir en la habitación pero igual necesitaba decirle mis últimas palabras- Dai yo…
-Señorito Inoo- volteé y lo miré a los ojos enfrentándolo para que creyera lo que iba a decirle- Después de la fiesta me iré...
-¿Qué dices?- su rostro era de asombro
-No me necesita, así que me iré para rehacer mi vida, me buscaré un trabajo y me mantendré por mi mismo- bien, ya había dicho todo así que me dispuse a salir pero antes de girar la perilla- ah... felicidades por su compromiso- un fuerte golpe me asustó, al tratar de abrir la puerta, la golpeó con su palma y la cerró con fuerza, me agarró de los hombros volteándome para quedar frente a el...
-Tú no te iras de aquí- de repente su voz cambio a una mas ronca- no te iras de aquí- se acercó lo suficiente para aprisionar mi cuerpo contra el suyo... su cuerpo desnudo, estaba avergonzado, ¿qué pretendía? Acerco su mejilla acariciándola con la mía, acercando lentamente sus labios, yo sólo podía mantenerme con los ojos cerrados, no me atrevía abrirlos- mírame- suspiró en mis labios y ahí se quedo, demasiado cerca-mírame-volvió a decirme, abrí los ojos encontrándome con los de él, cuando iba hablar se apodero de mis labios, me resistí, pero lo que sentía por él era aun más fuerte, me dejé llevar sintiendo como sus manos se colaban bajo mi camisa, sintiéndolas recorrer mi abdomen encaminándose a mi espalda haciéndome sacar un suspiro que el aprovecho para introducir su lengua. Escuche como le ponía el seguro a la puerta. Entre besos nos dirigimos a la cama, tumbándome en ella. No estaba seguro de continuar, él pronto confirmaría su compromiso y me dejaría en el olvido. Pero aun así seguí, no deje de besarlo en ningún momento hasta que descendió por mi cuello y las manos que antes acariciaban mi abdomen ahora se encontraban desesperadas tratando de sacarme aquella camisa que tanto incomodaba, no me despojó de ella, sólo la abrió soltándole los botones y dejando al descubierto mi pecho en el cual dio pequeñas succiones en mis pezones, trate de retener los gemidos mordiéndome el labio, antes no me incomodaba que viera mi pecho descubierto pero ahora era vergonzoso. Se deshizo de mis zapatos y pantalones, dejándome solo en bóxer y camisa abierta, la cual las despojó lentamente rozando sus manos en mi piel que ardía con su tacto. Me sentía avergonzado, trate de cubrirme pero el sostuvo mis manos por sobre mi cabeza...
-Eres hermoso- eso me hizo sonrojar. Al instante atrapo mis labios en un nuevo beso, retiro la toalla que cubría su intimidad, posicionándose entre mis piernas, dejándolas a cada lado de su cuerpo. Su miembro rosando con el mío sin poder evitar gemí. Sus manos acariciaban mi cuerpo explorando cada rincón
-Kei…- no podía dejar de sentirme excitado con las caricias que me daba, bajó por mi cuello dejando besos hasta llegar a mi abdomen, sus manos acariciaban mis muslos, no podía dejar de mirar lo que hacía, descendió hasta mi intimidad, me sentí avergonzado así que tome su rostro atrapando sus labios, él sólo rio por mi acción.
-Dai, esto te dolerá- dijo algo preocupado- si quieres yo...
-No te detengas… no ahora- lo abracé y sentí como se adentraba en mi interior- K—Kei… -dije en un quejido, enterrando mis uñas en su espalda, dolía, dolía demasiado, no pude evitar que unas lágrimas salieran de mis ojos. Levantó su rostro parar mirarme, acaricio mi mejilla y quito el flequillo que tenia pegado a la frente por el sudor. Nos besamos al momento que se movió.
-¡¡aah!!- me quejé y para no hacerle daño me agarré de las cobijas apretándolas fuertemente
-Dai...-movimientos lentos, entraba y salía de mi interior con un ligero temblor en nuestros cuerpos
-Duele-volví a quejarme, el dolor no se iba, dejó de moverse y sólo me miró preocupado, siento como toma mi miembro y lo masajea haciéndome gemir tan fuerte al sentir otra vez como se movía en mi interior. Luego era yo el que trataba de ayudar con las embestidas, él me embestía tan profundo y el que masajeara mi miembro me excitaba mucho mas
-Kei… Kei...~-era lo único que podía decir, no podía pensar en nada más que no fuera él. Las embestidas ya descontroladas, estaba pronto de acabar
-Voy a...
-Te amo- dijo antes de correrse en mi interior y yo en su mano y mi abdomen al sentir como me llenaba de él, nuestras respiraciones aun agitadas después del orgasmo, su cuerpo descansando sobre el mío.
-¿Qu—qué dijiste? – no estaba muy seguro de haber escuchado bien ya que todo se me había nublado y era confuso
-Te amo – dijo volviéndome a besar, no lo podía creer, pero si el se casaría.
-Kei tu…
-No me quiero casar – dijo sin dejarme terminar – escóndete conmigo hasta que termine la fiesta.
Asentí con la cabeza, se salió cuidadosamente de mi interior. Nos vestimos y cautelosamente salimos de la mansión, corrimos tomados de la mano, no sabía a dónde me llevaba pero el camino me era familiar hasta que llegamos aquel árbol que entre ramas escondía una pequeña casa. Pensé que la había olvidado. Se me quedó mirando al ver que no subía.
Escuchamos voces acercarse así que subimos rápido y nos quedamos en silencio. Al parecer nos estaban buscando. Al ver por la ventanita como los empleados se alejaban me giré a mirarlo, pero atrapo mis labios sorprendiéndome...
-¡Te irías conmigo? – No entendía – vámonos juntos, lejos de todo esto – mis ojos se abrieron a más no poder, no podía creer lo que me pedía
-Kei yo… - te separaste de mí
-Lo siento, yo no pregunte antes, de seguro aun me odias, yo no…
-¿Odiarte?
-Si…tú – me miro triste, ahora recordaba lo que había dicho
-Si te odiara, no hubiera hecho todo eso – me sonrojé al recordarlo, por suerte había poca luz para que te dieras cuenta
-Te amo – me abrazó recargándome en su pecho, no sé cuánto tiempo estuvimos ahí, el sueño nos invadió y nos quedamos dormidos.
Al despertar una chaqueta me cubría y sólo eso, no se encontrabas a mi lado, estaba solo. Lágrimas cayeron por mis mejillas, ¿acaso había aprovechado que dormía para ir a su fiesta?
Baje no sin antes secar aquellas lágrimas, me dirigí a la mansión y al entrar escuché como una puerta era azotada fuertemente al cerrarse.
-¡Inoo Kei, vuelve aquí ahora mismo! –el señor Inoo está hecho una furia
-No pienso casarme, ¡ya te lo dije! – nunca había visto una situaciones como esta, Kei gritarle a su padre ya que el solía obedecer a todo lo que su padre decía – me voy de esta casa – se me acercó y tomó mi mano – me llevare a Daiki conmigo para que trabaje para mí – y sin dejarme decir nada me arrastro hasta mi habitación, empaco un poco de mi ropa y luego nos fuimos a la suya e hiso lo mismo.
Me arrastro hasta la entrada, ahí se encontraba mi padre mirándonos preocupados, yo aun no sabía que decir
-Cuidare bien de su hijo – le dijo a mi padre. Se acercaba su padre furioso. Me jaló y salimos, subiéndonos a su auto deportivo, con su padre corriendo detrás de nosotros, arrancó el auto y salimos. No sabía a dónde iríamos.
-Kei… - lo miré preocupado, su expresión era muy seria
-No te preocupes, ya se le pasará y con respecto a tu padre, el sabe todo – me miro unos segundos y su vista volvió al frente
-¿Co—cómo que lo sabe?
-Se lo dije hace mucho… lo que sentía por ti – tomó mi mano y depositó un beso en ella – aun no me dices...
-¿Decirte qué?
-Lo que sientes por mi
-Yo… yo – se detuvo en un semáforo y me miró fijamente esperando una respuesta – te amo – dije bajito y bajando la mirada
-No escuché – me tomó del mentón acercando su rostro– repítelo – sus labios rosaban los míos
-Te a… - no me dejo terminar, besándome
-¿Estas consciente de que no te dejaré escapar de mi? – dijo sobre mis labios
-Lo estoy – retomé el beso -nunca te dejare – acaricio mi mejilla y volvió a tomar el volante.
Sé que nunca me separaré de ti, estaré siempre a tu lado porque te amo. Viviré contigo y por ti para estar siempre juntos.
Fin;
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2 comentarios:

dani-chan dijo...

ete fic me iso sentir de todo(nada raro)rei hasta la mitad
luego estava preocupa
y al final resulte llorando
estosfic son lo mejores q e leido
en mi vida bueno y otro de una amiga
jejejeje

Anónimo dijo...

que felicida..soy refeliz..kyaaaaaaaaa
eri^^